jueves, 4 de mayo de 2017

EL TRATO




        Decidió cerrar el trato de todos modos, aunque lo considerara un rufián con ojos de comadreja. Pese a estar consciente que a la menor provocación, él utilizaría todo su poder para proveerse de una venganza espantosa. Incluso, sabiendo ella el auténtico hijo de puta que era, decidió sellar el horrible pacto frente al sacerdote, con un lacónico: “sí, acepto”.