No pudo evitar
horrorizarse cuando por la mañana descubrió aquellos garabatos en su
croquera de joven escritor. Hasta donde recordaba, la noche anterior se encontraba
solo, había bebido solo, y luego, vencido por el licor y el cansancio, se había
ido a acostar…, solo.
Con lo que no
contaba era con la presencia de todos esos demonios, que valiéndose de su
embriaguez lo poseyeron, y haciendo fiesta dentro de sí, lo llevaron a expulsar
semejantes obscenidades de las cuales se inmediatamente se avergonzó.
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