Desperté
en mitad de la noche
con
la sensación de haber visitado
azoteas subterráneas
de
haber descendido en el horror
de
una existencia sonámbula.
La
pesadilla se volvió más real entonces.
A
duras penas miré bajo la cama
busqué
a tientas una colita,
la
encontré
y fui suyo.
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