Me siento como un pordiosero insolente
Manoseando tus entrañas abiertas
Ciudad húmeda
Soy el ave fénix disfrazado de mi propio verdugo
Soy la sierpe que muda de piel
Cada última hora antes del amanecer
Me siento como un náufrago sediento
De beber toda la vida que aflora en tus rincones
Navegante de tus mares remotos:
Cada calle conduce hacia un tesoro lisérgico,
Me siento como un indecente viejo verde
Ávido de excitación barata
Mordiendo la piel de tus caderas de asfalto
Sonriendo al final pese a todo
Queriendo vaciar mis versos ahogados
Arrojando emociones impúdicas sobre tu húmedo vientre.
(El sueño del mundo, 2012)
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