El asunto olía mal desde el principio.
Demasiado bella, demasiado sola y demasiado aburrida. Digo, uno no suele
encontrarse este tipo de chica salvo en sueños o en alguna película de Woody
Allen. Se lo cuestionó todo antes de girar la manilla y entrar en la
habitación. Finalmente, cedió a la
tentación. Lo primero que lo deslumbró fue su portaligas de encaje blanco,
lo segundo la pistola, y lo tercero, el hecho de que ella abriera fuego sin
siquiera preguntarle su nombre. “Seré recordado como un héroe anónimo”, pensó
estúpidamente antes de irse a negro.
(Experimento fallido, 2015)
No hay comentarios:
Publicar un comentario