Para nadie es
un misterio que los moteles de la Avenida Rodríguez alojan miles de historias,
en su gran mayoría secretas e inconfesables. Sin embargo, ningún transeúnte
pudo permanecer indiferente cuando esa pareja de muchachitos abandonó el lugar
cubiertos únicamente de una sábana blanca.
No faltó quien
habló de ángeles terrenales, dioses fugados desde el olimpo. Incluso hubo quien
esbozó la palabra “pureza”, al verlos correr tan libremente por el parque,
tomados de la mano y con su sábana al viento.
Hermosas
palabras y reflexiones que fueron abruptamente interrumpidas por el silbato de
aquel carabinero, que quiso simplificarlo todo, atribuyendo la inspiradora
escena a una vulgar intoxicación por drogas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario