Exijo un minuto de silencio por todas aquellas almas que durante estos últimos días comprobaron tardíamente su muerte en vida. Un minuto de silencio es el que demando por todas esas horas malgastadas entre matinales idiotizantes y la crónica roja de los noticieros.
¿Es que no se habían dado cuenta? Estas semanas
han sido un largo minuto de silencio para aquellos desventurados seres que
prefieren ahorrarse el pensar por sí mismos, y en cambio, se autocompadecen
predicando la asfixia de sus vidas, emparedadas entre la mediocre y gris
normalidad.
¡Marchas, incendios,
saqueos, caos, desorden, Revolución!
Voces de un pueblo en
lucha, ¡MIL VECES VENCEREMOS!
Señora Vieja Sapa de la Remodelación Paicaví, en esta noche
tan especial –entre disparos, gases y sirenas-, vayan pues nuestras
condolencias para su alma difunta. Deseo que la vida no la enjuicie con tanta
crueldad como usted lo hizo con ese obrero al que entregó a los militares para
que fuera baleado y torturado. Deseo que nadie celebre de manera tan vil y
cobarde la tragedia que es su existencia, como usted lo hizo con la caída de
nuestro compañero.
Finalmente, no puedo dejar de recordarle que su
barrio se ha transformado en un bastión de resistencia en esta lucha tan
terrible, aunque luminosa que estamos dando. Por usted, por sus hijos y nietos,
si es que tiene. La Remo será recordada por haberle dado cara al intento de
dictadura de Sebastián Piñera y a su brutal represión; en cambio, usted no será
parte de nada, salvo de aquel mundo pequeñito suyo de buenos y malos, de
órdenes y reglas, del que nadie en su sano juicio querría participar.
Buenas noches, Señora Vieja Sapa. Que las
pesadillas y el miedo le den algún respiro en el que se anime a despertar de su
muerte en vida.
(*) Las fotografías corresponden a la jornada artística "Atardecer Poético y Musical en La Remo", realizada el viernes 8 de noviembre en la Explanada, donde ocurrió el sapeo.
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