Francamente no sé
cómo diablos empezar a escribir esta pequeña columna. Tal como pasa a muchas
personas, aguardé por muchos años este momento, y ahora que todo acontece, a
ratos pareciera estar viviendo una ficción, una película, una novela. La curiosa impresión es que los hechos se suceden unos a otros, sin que tengamos la menor
posibilidad de incidir en el curso de los acontecimientos.
Sin embargo, lo
anterior es solo una ilusión. Chile cambió porque nosotros y nosotras cambiamos.
Y cada acto nuestro, por mínimo que sea, tiene por estos días una vital importancia.
Vivimos días históricos. Se huele en el ambiente, junto al olor a barricada, a
la combustión, a los gases lacrimógenos… El pueblo tomó conciencia de su
trascendencia.
Anoche, por
ejemplo, al participar en una velatón en memoria a los caídos en estos días de
revolución, en la pasarela de la Remodelación Paicaví. Fue un momento mágico,
épico, que tal como lo conversábamos con vecinos y vecinas, no olvidaremos
jamás. Jamás olvidaremos aquel minuto de silencio más largo de nuestras vidas,
entre las sirenas, detonaciones y balazos de la policía y los militares, a poco más de una
cuadra de allí. Nos tomamos un minuto, pero nuestros muertos seguían luchando…
Chile se sacude el
modelo neoliberal implantado a sangre y fuego por la dictadura. El pueblo se
rebela. Somos millones. En esta semana de revuelta he visto mucho más de lo que
consigo asimilar. Por cierto, está la violencia y el terror en la respuesta de
un gobierno decadente y podrido hasta la médula de corrupción, ambición y
desprecio hacia la Humanidad. Una clase política y empresarial que siempre nos
vio como simples números, que siempre pensó en el pueblo y sus acciones
como simples utilidades. Pero también he presenciado el amor en las calles, la
solidaridad entre vecinos y vecinas, amigos, compañeros y compañeras, la
alegría y esperanza tan anhelada volver al rostro de nuestra gente. Somos más,
somos millones.
Las ciudades de
todo Chile han despertado. Nuestra rebelión debería conducirnos a un punto
refundacional de nuestra historia. Poco a poco comienza a caer el legado
terrorífico del tirano, de sus secuaces y de sus administradores. Chile entero dice no más
neoliberalismo. No más ser considerados como una cifra. Nunca más sin nosotros
y nosotras. Como decía el sabio verso escrito en centenares de muros a lo largo
de nuestro país: “Nos quitaron tanto, que hasta nos quitaron el miedo”. La
historia no volverá a escribirse en un triste gabinete o en una reunión de directorio empresarial.
Lamento no tener
más tiempo para escribir. Ya vendrán los tiempos para el análisis. Salgo a la calle
ahora a organizarnos y continuar la lucha. Vivimos días decisivos. Necesitamos
un cambio radical, una nueva Constitución mediante Asamblea Constituyente. Y
también necesitamos que nuestro presidente, que en una semana pasó de ser un
mandatario inepto a un dictador, valiéndose de la violencia y el terror para
conservar su trono, de un paso al costado. Debemos hacérsela más fácil continuando
nuestra lucha con más fuerza. Venceremos.
Remo Paicaví, sábado 26 de octubre de 2019.
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