Había algo en el canto
De aquella última ave
Había algo que
Fascinaba
Como un cuerpo desnudo al alba
Pensaba entre sopores y nubosidades:
¿habrá algo más misterioso que el movimiento?
El viento pareció contestarme desde la ventana: “el silencio”.
Las aves se han ido.
Su canto sigue ahí.
Las notas con las que me conecto a su universo
Son las mismas que llenan partituras en mis pesadillas
Me arrepiento de decir adiós y sigo escuchando
“que su canto me lleve lejos”, me digo
Y vuelvo a la ventana.
En mi calle parece ser una madrugada feliz
Otras aves arden a lo lejos,
Un minuto antes de la salida del sol
Su canción se adueña de mí,
Me hacen participar de una insólita celebración
Cada nota me invita a recordar:
Todos fuimos libres y bellos
En la calidez de nuestra jauría
Pequeños ángeles jugando a envilecerse.
Pero los pájaros no mienten:
El cuarto se ilumina
Y no siento necesidad alguna de esconderme
Mi propia voz se ha hecho una con el canto de las aves nocturnas.
(Revista Azoteas, 2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario