Hasta hace muy
poco tiempo, estaba estrictamente prohibido para las parejas besarse en los
jardines de la Remodelación Catedral. Llegó a decirse, incluso, que había un
par de curas apostados en los ventanales. Cual francotiradores, eran capaces de
disparar balines de plasma con tal de ahuyentar a los tortolitos más apasionados.
Ilustración: Jorge Peyrin
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