Pensó en una
mujer mientras rellenaba su vaso de cerveza. La caída lo había llevado hasta un
miserable bar de suburbio. Hasta allí llegó dispuesto a contarle sus penurias a
gente de la peor calaña, quienes seguramente ni siquiera se tomarían la
molestia de escuchar sus historias después de desplumarle. Pero él, convencido
de que aquella etapa de su vida solo se trataba de un mal sueño, apuró la
siguiente botella, con la certeza de que junto a ella se arrojaría a las fauces
del olvido, adonde bien sabía que él pertenecía.
(Inédito)
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