La última vez que me sentí feliz
No di ningún crédito a mi soledad
pero me sorprendió con una bolsa
plástica:
-Noventa y cinco octanos-
Me dormí sobre una vieja pasarela
en desuso
De la Remo Paicaví
Y me soñé pájaro,
volando libremente en dirección al sol;
Ojalá toda la gente que me
desprecia,
Pudiera sentir por una vez lo
mismo que yo
Sobre mi dichosa nube de bencina
Entonces entendería que todo el
misterio
que se esconde dentro de esta bolsa mágica
Es algo muy parecido a lo que
dice adorar
en sus domingos de misa;
Me pierdo en su silencio
Me mato un poco más en cada
viaje, lo sé,
Pero despierto dentro de otro
mundo
Donde no existe este frío de
mierda
Ni la escarcha que me congela
hasta los huesos
Donde no existen perseguidores ni
sentencias
Donde reventarse gloriosamente
es mejor perspectiva
que una larga agonía, sinfonía de mis noches;
En fin,
desde ahora seré invisible hasta las ocho y
media
cuando un funcionario de Aseo y Ornato
Llame a los pacos
y deba salir a salvarme por ahí.
Y quién sabe si, entre volá y
volá,
la muerte no consiga arrastrarme
Hacia su sueño diurno
Y continúe mi vuelo
para siempre junto a las gaviotas.
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