Nadie escapa del mar
Piensa en el espíritu de todas las personas
cuyo abrazo
fagocitó
Y luego
En el misterio de sus profundidades;
El mar fascina como la muerte
Como una madre terrible a la que
se ama y teme
Da la vida y mata por amor
La gente de mar lo sabe de sobra;
El mar es un libro cerrado
con todas las respuestas
Allá quien ofrende su vida para
leer sus páginas
Y morir, hermosamente liberto,
Con el beso de respuestas gentiles sobre
sus pupilas inertes;
El mar son todos los ojos
con que un día soñamos
Nuestra sequedad evidencia que somos
una mínima parte de sus
aguas
Anhelante de algún retorno salino;
Un día el mar nos arrastrará
al iracundo oleaje de su
delirio
Y tal vez entonces acabe por perdonar
Toda ignorancia de la especie
que nos espera en tierra firme.
(El Culo del Maestro, 2012)
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