martes, 6 de agosto de 2019

Narrar la ciudad es habitarla


     Comparto aquí esta pequeña reflexión que presenté en la Mesa Narrativa: Memoria y Territorio de la Feria del Libro de Invierno y Encuentro con la Escritura, el pasado viernes 2 de agosto en el Taller del Libro:

   Narrar la ciudad es habitarla. Es recorrer sus esquinas, plazoletas y azoteas buscando algo indeterminable, pero por lo general muy sencillo de descubrir. Es contar la historia de aquellos personajes en los que reflejamos una parte de nosotros. No importa si los amamos u odiamos. Si nos agradan o molestan. Si nos agrada reparar en ellos o si, más bien agradeceríamos que nos fueran indiferentes.

    Y es que detrás de cada ventana, de cada pared, se oculta una historia que bien podría ser la nuestra. De allí que nos seduzca relatar la urbe en un intento de comprender la multiplicidad de existencias posibles en las vidas de nuestros semejantes. La ciudad como desfile de cuerpos, sujetos y mercancías, pero también de sueños, fantasías y mundos posibles.

Quien desde fuera mira a través de una ventana abierta, jamás ve tantas cosas como quien mira una ventana cerrada. No hay objeto más profundo, más misterioso, más fecundo, tenebroso y deslumbrante que una ventana tenuemente iluminada por un candil. Lo que la luz del sol nos muestra siempre es menos interesante que cuanto acontece tras unos cristales. En esa oquedad radiante o sombría, la vida sueña, sufre, vive (Baudelaire, LAS VENTANAS, Spleen de París, 1869).

     Y discúlpenme la herejía de citar a un poeta en un escrito que convoca a la Narrativa. Empero, bastante íntima ha de ser igualmente la mirada del narrador o narradora cuando captura aquello que su instinto juzga digno de ser contado. A la hora de elegir mis personajes, no obstante, miro hacia mi interior y encuentro lo que me conecta con cada uno de ellos. Yo escribo acerca de “los nadie”, como refiere Galeano, “aquellos que valen menos que la bala que los mata”. O como señala nuestro queridísimo Alfonso Alcalde:

No son lumpen. No son proletarios ciento por ciento. No son militantes comunistas tampoco. Es la gran masa de gente sencilla que lucha por sobrevivir, lucha contra el destino, contra las dificultades, contra la pobreza, su gran drama.
Soy uno de ellos [...] puedo estar en cualquier parte como en mi casa, con cualquiera de ellos, que son los más marginados de todos los marginados. No tienen nada. Solamente tienen la transparencia de la fantasía de vivir (Alfonso Alcalde, entrevista Diario El Sur, 1992).


    Tener bien calibrada la brújula nos permite evitar desequilibrios y extravíos. Escribir es también resistir. Territorio y Memoria. El espacio, el refugio, el domicilio, el hogar querido, las zonas prohibidas, los pasadizos secretos, los pasajes hacia otros mundos, hacia otras realidades, físicas y etéreas. Porque la ciudad se habita igualmente en el imaginario, en los sueños (¡vaya delicia de aventura!), en las ideas, en las utopías, en la liberación. Y la memoria es aquello que nos conecta, que nos tiende puentes y muchas veces hermana en orígenes, identidad y circunstancias. Es decir, que la ciudad palpita a través de nuestras letras.
    
     La ciudad como territorio y memoria en disputa. La guerra por el espacio y por el sentido común. Hoy por hoy, narrar la ciudad es para mí enfrentarme con acción y palabra a las inmobiliarias y a las autoridades cómplices de su depredación, y que actúan como sus empleados. En Concepción se libra en este preciso instante un combate entre sus habitantes y la Cámara Chilena de la Construcción; entre el buen vivir y la avaricia empresarial. Escribir es, entonces, una herramienta que no ha de ser subestimada. Y un arma dispuesta a ser empuñada por quienes estemos dispuestos a dar cara a quienes ostentan y administran el actual modelo neoliberal.


    En síntesis, se trata de escribir desde y para el Territorio; desde y para la Memoria; desde y para ese Pueblo del que somos parte. La forma en la que contamos nuestras historias bien puede albergar un corazón transformador, que palpitará en la conciencia de quienes posen la mirada en su valiente relato.

    Muchas gracias y bienvenidos y bienvenidas a la Mesa Narrativa Memoria y Territorio.


Concepción, viernes 2 de agosto de 2019.