martes, 26 de abril de 2016

EL GLADIADOR



Lo vi retorcerse en la arena mientras los fanáticos lo alentaban para levantarse y volver a la carga. Su rival no llevaba ningún escudo, ni tridente ni red ni púa. Le faltaba un diente, si eso sirve para conferirle alguna fiereza. El luchador se levantó como pudo y antes de que pudiese abrir bien los ojos ya había recibido otra media docena de golpes en la cara. Sin embargo, debo admitir que los resistió muy bien, y ninguno de nosotros, los espectadores de aquella cancha-de-tierra-coliseo-romano-de-Hualpén pudimos entender cómo se las arregló para torcerle el brazo a su oponente, y con una llave tan hermosa como brutal, ponerlo de rodillas, suplicando piedad. Nosotros, el bajo pueblo de siempre, desempeñamos el papel que nos correspondía en aquel viejo guión, agitando en el aire nuestros pulgares abajo. Lo que vino después fue un alarido del vencido, y celebrar por la victoria de nuestro magnífico gladiador, que corrió junto con un fajo de billetes, correspondiente al dinero de las apuestas, rumbo a la primera cantina que encontrara en la población Críspulo Gándara.  

(Experimento fallido, 2015)




domingo, 24 de abril de 2016

DEJARSE LLEVAR


    Dejarse llevar es como saber que la fumada te mandará a la luna, pero decides hacerlo igual porque de cualquier forma tienes claro que la panorámica de tu vida será mejor desde esa altura. Se crece un poco más, es la promesa, y aunque suele haber desastres a la vuelta de la esquina, dejarse llevar, entregarse a la vida, fluir, es una de las sensaciones más deliciosas a las que uno puede abandonarse.
    Seguro habrás oído la historia de aquel chico o chica que por dejarse llevar se compró el cuento equivocado, y es que claro, los malos viajes son parte de una dura realidad con la que debemos lidiar a lo largo de toda nuestra existencia. Pero está también el reverso bondadoso de la moneda. El mismo que nos dice que el tiempo es ahora, que pasado y presente son parte de una ilusión de la cual necesitamos desprendernos para continuar nuestro camino.
    Y aquí viene el otro asunto: dejarse llevar parece ser cosa de estar dispuesto a aprender. Aceptar nuestro papel, reconocernos como simples aprendices en este mundo de mierda, aceptar que podemos tropezar, caer y revolcarnos en el barro varias veces, antes de que nos atrevamos a dar el siguiente paso. Claro, la gracia está en no quedarse pegado y decidirse de una vez por todas a actuar. Si el miedo a equivocarnos es lo que nos paraliza, entonces el aceptarnos imperfectos y algo mal de nuestras mentes tal vez pueda ayudar a bajarnos los humos y comprender la urgencia de vivir en el presente despojados de prejuicios.
    Habrá sido un par de noches atrás cuando tropecé con un mensaje. Alguien me decía que debía aprender a vivir en el ahora. Ese alguien reclamaba mi presencia en un lugar al cual había decidido no ir. Y si bien en el momento lo contesté con una evasiva, con falso orgullo tal vez, ahora que le doy una vuelta le encuentro toda la razón. Al final de esa noche comprendí el sentido completo de lo que quería decirme ese mensaje que, en el fondo, me enviaba la vida. No es que haya salido a la calle semidesnudo a dejarme a atrapar por una simple promesa, por supuesto, pero fue casi una liberación el sentir que podía hacer lo que quisiese, que podía burlarme de mis propios miedos, que podía reírme de mi siempre posible fracaso, que podía reírme a carcajadas de mis fantasmas mientras fueran incapaces de alcanzarme, y la única forma de conseguirlo era, justamente, dejándome llevar. 

    Ceder el control. O como le oí decir a un voladito afuera del bar de costumbre: “abordé una barca con dirección al infinito”. Desde luego, no se puede vivir siempre así. La vida parece estar constituida por momentos, que separadamente parecen a ratos estar desprovistos de sentido, pero que juntos consiguen encajar a la perfección y devolverle alguna coherencia a nuestro andar en este mundo. Por supuesto, nada bueno sacaríamos de quedarnos mucho tiempo viajando a merced por sus turbulentas aguas. Pronto caeríamos en la terrible máxima de Mario Santiago Papasquiaro, eso de “si he de vivir, que sea sin timón y en el delirio”.
    Pero en fin, algunas veces debemos ceder y mandar un ratito al diablo nuestros prejuicios. Entonces soltamos las ataduras, nos aceptamos así de despojados de todo, así de humildes y livianitos de ego, con los ojos bien abiertos para ver todo lo que el destino decida poner en nuestro camino. Sí, dejarse llevar es una forma de adquirir sabiduría, de crecer. Flotar sobre las aguas del río confiando en que tarde o temprano la corriente nos llevará a la otra apacible orilla. A por ello.

jueves, 21 de abril de 2016

ASÍ FUE EL LANZAMIENTO DE "ESCRITO EN EL SOL"


    Fue una noche mágica. Harta gente -varias caras nuevas-, conversa interesante y el espacio propicio para pasar un buen rato. Zaguán hace rato que es un lugar de referencia en materia cultural en Conce. "Escrito en el sol", mi tercera novela publicada, tuvo un marco de presentación impecable. Tuve el privilegio de estar acompañado de Oscar Vidal (tremendo poeta además de director de Ediciones Alto Horno), y de Francisco Valenzuela (tremendo poeta también y que hace muy poco publicara "Los colores de la tribu"). Mención aparte merece la presencia del trovador Alan González, quien deleitó nuestros oídos con temas de su último disco recientemente lanzado, llamado "Viajero". Por supuesto, pronto se vendrán varias actividades más que servirán para promocionar "Escrito en el sol", de todas ellas les iremos contando. Tenía pendiente subir algunas imágenes, y acá están. Fotos cortesía de Rosa Valdivia:





miércoles, 20 de abril de 2016

LA CULPA


Al cruzar la calle y detenerse un momento frente a su reflejo en una vitrina, notó que su boca dejaba ver un gesto de crueldad. Pensó en echarle la culpa a los chocolates revenidos que acababa de obsequiarle a su novia; pensó en los años que llevaba ella haciendo vista gorda de sus malos tratos; y, por supuesto, también pensó en la otra chica que le esperaba en un pequeño departamento con vista al río junto a un hijo no reconocido. Recordó pequeños aunque significativos episodios en los que traicionó a familiares y amigos; y cuando vendió por un par de chauchas a un compañero de trabajo que había llegado tarde y resacoso a un turno. Cayó en la cuenta de que se había convertido en un auténtico hijo de puta, y creyó que algún alivio experimentaría su alma si se dejaba pisotear por algún vehículo de la Avenida Los Carrera. Luego no pensó más, cerró los ojos y dio algunos pasos en dirección al vacío.

(Inédito)

martes, 12 de abril de 2016

"Obra se inspira en tragedia de secta de Coronel"

Artículo aparecido en Diario Concepción, redactado por el periodista Mauricio Maldonado, edición del martes 12 de abril de 2016, a propósito del lanzamiento de la novela "Escrito en el sol".
Enlace: http://www.diarioconcepcion.cl/2016/04/12/#18/z




viernes, 8 de abril de 2016

ENCUENTRO DE POESÍA CONSTITUYENTE EN CONCEPCIÓN

    Fue un encuentro muy interesante, buenas lecturas y buena conversa. Mis agradecimientos a Ángela Neira por la invitación a participar de este ciclo de encuentros. 

    La tarea de organizarnos como "obreros y obreras de la palabra" es urgente, y me parece que con miras a la actual coyuntura política, económica y social que vivimos como país no podemos seguir esperando que los cambios estructurales que tanto necesitamos vengan de la mano de una clase política-empresarial corrupta, que solo atiende a sus propios intereses y que se perpetúa en el poder valiéndose de la ignorancia y de la inercia. 

    Allí es donde creo que todos debiéramos unirnos de una vez por todas para contruir desde abajo una alternativa que nos permita repensar el presente, comenzando por deconstruir nuestra cultura neoliberal, en pos de una nueva en la que todas y todos podamos sentirnos activos y partícipes. Este tipo de iniciativas, me parece, apunta en esa dirección. 

    Acá dejo algunas imágenes de la actividad (créditos fotográficos a Ángela):


miércoles, 6 de abril de 2016

PERSECUCIÓN




Lo habrá perseguido por dos o tres cuadras, hasta que por fin un semáforo lo obligó a detenerse y ella lo alcanzó. Desató sobre él toda su furia: insultos, patadas, puñetazos y tirones de pelo. Poco antes lo había visto saliendo con otra de un restaurante ubicado cerca de la Plaza Condell; tras seguirlos llegó hasta un motelucho de la Avenida Rodríguez, donde la suerte quiso que se encontrara también con su esposo. El hombre salía en compañía de una joven que hizo todo lo posible para ocultar el rostro al percibir su mirada inquisidora. Pese a maldecirlo, a su esposo lo dejó ir, pero para quien hasta hacía solo unas horas se desempeñaba como su amante, no habría perdón de Dios. Una vez que el semáforo cambió a verde, decidió cruzar la calle junto a él y continuar humillándolo a vista y paciencia de los transeúntes. 
(Inédito)