Y entonces nos vamos a dar un
paseo por las nubes
Allí donde nadie pueda dañarnos,
donde no existan angustias
Y podamos jugar a ser gigantes,
convencidos de nuestra victoria
Libres del tormento de nuestra memoria,
cárcel de lo peor;
Visitamos entonces los suburbios
de una ciudad
Donde siempre encontramos los
rezos de nuestras madres
Extraviados, a medio camino entre
el cielo y el infierno,
Sí, salgamos por ahí a disfrutar
del recreo
Que ya vendrá la muerte y
confinará nuestros corazones,
Deja la pestilencia de este
húmedo cuarto
Mantén tus temores a raya
Deja a tu alma correr hacia el
último reducto de su libertad: el olvido.
(El sueño del mundo, 2012)
No hay comentarios:
Publicar un comentario