sábado, 19 de noviembre de 2016

ZAMBULLIDA


        Yo sabía que debía detener esa lágrima porque la había cagado. Pero hacía tanto calor que no vi más opción que tomarla de la mano, en un intento porque nos mojáramos enteros, arrojándonos tiernamente unidos a a Laguna Tres Pascualas. Lo que no comprendo fue que ella se zafara a tiempo e insistiera en golpearme en la cabeza con un bagre muerto, desde la orilla. Yo seguí sintiéndome terrible, y opté por volver a zambullirme, con la esperanza de quedarme enredado entre las algas para siempre, y no tener que volver a enfrentarme con esa realidad tan adversa.

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