viernes, 29 de diciembre de 2017

Recuento paranormal


¡El año viejo se va!
Es momento de enviarle un saludo muy especial a los duendes
cuya existencia comprobé hace solo unos meses,
a las dos o tres naves nodrizas que avisté lúcidamente en Playa Blanca,
a las hadas, de las que por poco me enamoro y decido mandar todo al diablo;
con sentido afecto agradezco a la sirena que me sonrió a lo lejos en la Playa de Paloma
poco antes de escabullirse entre las rocas,
y al tritón miserable que me hizo pagar su coquetería.
Sí, yo le estoy agradecido a la media docena de fantasmas, a los espíritus chocarreros que me penaron
-especialmente al ánima morena que se escurrió entre mis sábanas alguna que otra noche-.
Y sí, soy un creyente de todo aquello
¿Y cómo no serlo, si acaso yo mismo dudo a ratos de ser real?
Aparecidos, tue-tués, grises, cueros vivos, elementales, muertos vivos (que son legión, como los vivos muertos), vampiros, imbunches, vampiros, hombres lobos, mujeres lobas, hechiceras, médiums, jueces de la república...
Criaturas de la imaginación de Dios, todas,
gracias a ustedes por intentar -y a veces con inquietante éxito-,

hacer este mundo algo menos aburrido y predecible.






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