miércoles, 6 de enero de 2016

MITADES




Es cierto que quizás no haya habido amor en su fuga. Por alguna extraña razón, cuando no los volví a ver pensé inmediatamente lo peor. Se excusaron antes de salir, pero para quienes creímos que se comerían en la plazoleta de enfrente, fue una maña señal encontrar a la mañana siguiente la mitad de un sostén y medio calzoncillo en un banco humedecido por el rocío. Desaparecieron así sin más, por mitades, y lo único entero a partir de entonces fue el puñado de leyendas urbanas que se crearía en torno a esa pareja que se miró la noche entera de forma calentona. 

(Inédito, 2015)





No hay comentarios:

Publicar un comentario