lunes, 11 de julio de 2016

ACERCA DEL AMOR...



      Mierda, y a quién no lo ha jodido el amor. Es un mal necesario, dirán. Acaso tengan razón, o quizás mientan omitiendo lo verdadero. Lo cierto es que amor en sus orígenes me suena a pasillos de escuela que se hacen eternos, y a una doncella radiante de energía cósmica que en algún lado se mofaba de mi tímido comportamiento. Aparece algún otro par de ocasiones por ahí, casi siempre en medio de nebulosas, algunos amaneceres, algunas alegrías, botellas vacías.

      Hay una chica que no termina de sonreír en la barra del bar, y desganadamente me pregunto si será ella. No estoy seguro. Tal vez jamás lo estaré. Descarto cualquier acercamiento. Pero, en cambio, existe alguien que se las arregló hace un momento para estar en mis sueños. Algunos son benignos, cómo no; otros, no tanto. Y, he de reconocerlo, hubo momentos en que fui incapaz de trazar la barrera entre sueño y realidad y –maldita sea-, ella consiguió gobernar aquella circunstancia.

      En fin, que quizás el amor no sea opción cuando estás así de cagado, vagando por los bares como siguiendo un eco que solo tú puedes oír. Cuando sientes que el mundo bien podría caerse a pedazos de forma literal y lo celebrarías, únicamente para contemplar la farsa que es. Por desgracia, nada parece acabarse salvo tu vida, que se consume segundo a segundo en cuadros decadentes que se suceden unos a otros, sin mediar explicación. Hace rato que dejé de buscarlas. 
  

      El amor, carajo. ¡Vaya droga aquélla! Que Dios me ampare en su puto y santo reino si vuelvo a caer. Y mientras tanto, sigo concibiendo alguna verdad entre los humos generosos de mis amigos..., y los increíbles humos de ella. Acaso creer sea una ventaja; ni idea para quién ni por qué, pero algo pareciera arrancarme la angustia cada vez que me decido a andar hacia adelante, sin miedo.

      Se ha de terminar esta columna y no tengo mensaje alguno que entregar, salvo el de una queda y dulce resignación. De cualquier modo, es muy posible que el amor sea mejor que acabar cenando junto a la desesperación y sus demonios. Confío en que el espíritu humano finalmente aprenderá  a liberarse de trampas y espejismos, para elevarse hacia planicies infinitas con total entrega, desprejuiciadamente, como la mente de un voladito feliz y acaso también enamorado.



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