martes, 25 de octubre de 2016

DISPAROS




No sé si fueron disparos, fuegos artificiales o balines de plasma. Lo que sí tengo claro es que esos destellos provenían de la Rotonda Paicaví. Estábamos con unas cuantas fumadas en el cuerpo, es verdad, pero los perros de la calle no mienten, y se pusieron a aullar demencialmente. Si hasta el viejo loco que duerme en las escalinatas de piedra despertó sobresaltado. Y eso que yo siempre he envidiado la profundidad que debe alcanzar el sueño de ese caballero…

(Inédito)

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