miércoles, 16 de abril de 2014

EL DESAMOR DEBE SONAR COMO A VIOLINES




El desamor debe sonar como a violines
Me dije, antes de bajar por calle Freire
En dirección al primer bar que encontrara
El amor es hoy como el eco de un oleaje
Que no termina de desaparecer
Porque buena parte de mis alegrías
Se han quedado en la arena de esa playa
Como colillas de cigarrillo
  o envoltorios de helado;
“Cómase un mariscal, amigo mío,
Acompáñelo de una botella de pipeño.
Qué se le va a hacer pues,
Si cuando hay que olvidar, hay que olvidar”
El cantinero me comprende
Es un buen tipo, me apaña en todas
Me marcho tarde, muerto de curado
Le quedo debiendo
Pero el viento no tarda en traérmela de vuelta
Y pienso en que debería volver al puerto,
  a buscarla, pero desisto;
Cuando era chico alguien me dijo
Que usara mis derrotas para escribir poesía
Que los escritores eran todos
  unos felices amargados
Y yo lo creí entonces:
Llegué a casa a componer unos versos
Que vomité mientras
  me seguía echando tragos al cuerpo
Esta es Ella a la distancia,
  dije mirando el papel
Y de pronto ya no me sentí tan solo
Desaté la cuerda comprada tiempo atrás
En caso de alguna desilusión fatal
Para casos de emergencia
Pero éste no lo era, ¡no lo era!
Mientras toda la mierda que me atormentaba
Se quedase en aquel puñado de hojas,
Que mañana seguramente echaría al fuego,
Tras haberme esa noche salvado la vida. 

(Trayectorias, 2013) 




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