miércoles, 26 de agosto de 2015

LOS INCENDIOS





Por tercera noche consecutiva, la ciudad estaba llena de humo. Se respiraba por todos lados, mientras media docena de incendios forestales producían bellos y terribles resplandores a lo lejos. Estábamos en un pequeño departamento, planificando lo que sería nuestro golpe definitivo. Alguien sugirió minutos antes hacer volar el Banco Estafa. En el transcurso de la reunión, me pregunté varias veces qué diantres hacía allí, con toda esa cantidad de personajes extraños. Había uno, por ejemplo, que tenía el pelo verde petróleo y unos ojos flamígeros. Cuando irrumpió la policía, nos encontró más que preparados. Para entonces, los incendios que rodeaban la ciudad habían hecho lo suyo. Era tal la inminencia del fuego que hasta la gente parecía arder, y que unos cuantos agentes salieran disparados por la ventana y envueltos en llamas a la calle, la verdad, a nadie causó mayor impresión.

(Experimento fallido, 2015) 


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