miércoles, 23 de marzo de 2016

BRUMA




Un edificio se aparece entre la niebla. Él intuye que podría tratarse de un espejismo y no se aproxima, pese a que una señorita sin rostro le hace señas desde una ventana. Al lado, una antena de celular se las arreglaba para suministrar cáncer aprovechando la inseguridad de los informes científicos. El edificio estaba allí y sin embargo él optó por echar a caminar calle abajo, manos en los bolsillos, dientes apretados. Todo temeroso, y con un coro de voces angélicas hablándole dulcemente del fin de los tiempos. 
(Inédito


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