domingo, 18 de septiembre de 2016

INCIDENTE




Habíamos salido la noche del 18 a comprar un pack de chelas donde El Viejo Mafioso cuando oímos los disparos. Tras las detonaciones, un par de señoras arrojaron sus bolsas plásticas y echaron a correr por calle Bulnes. Frente a nosotros, un sujeto se arrojó al piso con tan mala suerte que lo hizo sobre un charco de agua espesa. Pude ver una mueca que mezcló alivio y asco apoderarse de su rostro. Y yo atiné a cubrir a mi acompañante y luego fui hasta la entrada para atisbar en dirección al estacionamiento, de donde aparentemente provenían los disparos. Vi cuando dos sujetos dentro de una camioneta insultaron a un tercer individuo que yacía en el piso, y que a duras penas se arrastraba intentando escapar. En cuanto la camioneta echó a andar, divisé a unas cuantas personas acercarse a prestarle ayuda al herido. “Ajuste de cuentas” fue la expresión que escuché antes de retirarme del lugar. Mientras caminábamos de vuelta a mi departamento, me embargó un extraño sentimiento de miedo y horror. Absurdamente o no, agradecí que al menos esa noche no nos hubiera tocado a nosotros. Besé en la cabeza a mi chica, que poco o nada comprendió de mis pensamientos.   

(Inédito)

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